Las memorias del médico judío, ex prisionero de Auschwitz, quien vivió y trabajó en los crematorios y las cámaras de gas en Auschwitz. Él fue testigo de los asesinatos en masa, que todos los días en contacto y hablar con los asesinos de las SS, y conocía los secretos más importantes del campamento.
Los extractos de las memorias:
"En la cámara de gas del crematorio número I hay un cúmulo enorme de cadáveres. Los hombres del Sonderkommando ya han empezado a separar los cuerpos amasados el uno sobre el otro. Llegan hasta mi cuarto los rumores del elevador y de las puertas. El trabajo sigue a un gran ritmo. Hay que liberar rápidamente el cuatro ya que ha sido anunciada la llegada del segundo convoy.
De repente entra en mi cuarto el responsable del Sonderkommando y con una gran agitación me informa que entre los cadáveres, al fondo de un cúmulo, ?ha sido encontrada una mujer todavía en vida!
Agarro inmediatamente el maletín médico siempre a mi lado y me precipito a bajar a la cámara de gas."
"Gente, de acuerdo a ordenes superiores, por haber conseguido óptimos resultados, ustedes van a ser trasladados hacia otro campo de concentración. Van a recibir buena ropa, mucha comida y trabajos sencillos. ?Los hombres cuyos números lea pasen al frente y forme una línea!
Luego procedió a leer los números. Estaban allí cientos de húngaros en el crematorio III y sus números fueron los primeros en ser llamados. Eran nuevos prisioneros en el campo y mansamente obedecieron a la orden. Había más miedo que valor en ellos. Un grupo de hombres de los SS inmediatamente escolta a los húngaros fuera del patio. Ellos fueron encerrados sobre todo en el bloque 13 de la sección BIId.
Después de haberlos llevado lejos, continuó leyendo números. Ahora es el tumo de los griegos. Estos estaban menos dispuestos a seguir la orden de los SS y no estaban parados en línea como los anteriores. Luego inicio el tumo de los polacos. Mientras sus números comenzaron a ser llamados, ellos irrumpieron en murmuraciones de enojo y algunos comenzaron a gritar.
Los SS seguían leyendo los números. ?Nadie se movía!
Mientras los oficiales miraban alrededor para ver cual podía ser el problema, una botella de agua repentinamente aterrizo en sus pies. Luego una explosión violenta. Siete hombres e los SS, incluyendo al comandante, cayeron a tierra. Algunos muertos y otros heridos. La botella había sido llenada con ecrasite y lanzada por los polacos. Los SS ni siquiera consiguieron abrir el fuego contra los rebeldes, que estos habían entrado nuevamente dentro del crematorio. Desde allí comenzaron a lanzar más botellas llenas de ecrasite desde las ventanas hacia el patio. Sin vacilar, la unidad de SS empezó a disparar a los pobres griegos que todavía estaban en línea en el patio. Algunos de ellos trataron de escaper, pero los tiros los alcanzaron en la puerta.
Siempre disparando, los SS se lanzaron al ataque del crematorio 3. Fue una tarea muy difícil porque los polacos pusieron una feroz resistencia. Las botellas con ecrasite volaban fuera de las ventanas una tras otra y las poderosas explosions imposibilitaban el acceso al edificio.
Y luego otra detonación, lejos, más intensa y aterradora que la anterior, la cual tira a tierra a los hombres de los SS que habían conseguido acercarse al edificio. El techo abierto del crematorio exploto en medio de llamas y cientos de columnas de humo fueron empujadas al aire. Todo esto causado por la ignición de cuatro tambores enormes de gasolina.(...)"
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2. alemán
3. italiano
4. polaco
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Tytuł: He sido el asistente del doctor Mengele Autor: Miklos Nyiszli Oświęcim 2008 Ilość stron: 197 + 36 fotografías y documentos Dostępność: W magazynie Rozmiar: 14.5 cm x 20.5 cm ISBN: 978-83-921567-3-4 Cena: 32,00 zł |
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Las memorias del médico judío, ex prisionero de Auschwitz, quien vivió y trabajó en los crematorios y las cámaras de gas en Auschwitz. Él fue testigo de los asesinatos en masa, que todos los días en contacto y hablar con los asesinos de las SS, y conocía los secretos más importantes del campamento.
Los extractos de las memorias:
"En la cámara de gas del crematorio número I hay un cúmulo enorme de cadáveres. Los hombres del Sonderkommando ya han empezado a separar los cuerpos amasados el uno sobre el otro. Llegan hasta mi cuarto los rumores del elevador y de las puertas. El trabajo sigue a un gran ritmo. Hay que liberar rápidamente el cuatro ya que ha sido anunciada la llegada del segundo convoy.
De repente entra en mi cuarto el responsable del Sonderkommando y con una gran agitación me informa que entre los cadáveres, al fondo de un cúmulo, ?ha sido encontrada una mujer todavía en vida!
Agarro inmediatamente el maletín médico siempre a mi lado y me precipito a bajar a la cámara de gas."
"Gente, de acuerdo a ordenes superiores, por haber conseguido óptimos resultados, ustedes van a ser trasladados hacia otro campo de concentración. Van a recibir buena ropa, mucha comida y trabajos sencillos. ?Los hombres cuyos números lea pasen al frente y forme una línea!
Luego procedió a leer los números. Estaban allí cientos de húngaros en el crematorio III y sus números fueron los primeros en ser llamados. Eran nuevos prisioneros en el campo y mansamente obedecieron a la orden. Había más miedo que valor en ellos. Un grupo de hombres de los SS inmediatamente escolta a los húngaros fuera del patio. Ellos fueron encerrados sobre todo en el bloque 13 de la sección BIId.
Después de haberlos llevado lejos, continuó leyendo números. Ahora es el tumo de los griegos. Estos estaban menos dispuestos a seguir la orden de los SS y no estaban parados en línea como los anteriores. Luego inicio el tumo de los polacos. Mientras sus números comenzaron a ser llamados, ellos irrumpieron en murmuraciones de enojo y algunos comenzaron a gritar.
Los SS seguían leyendo los números. ?Nadie se movía!
Mientras los oficiales miraban alrededor para ver cual podía ser el problema, una botella de agua repentinamente aterrizo en sus pies. Luego una explosión violenta. Siete hombres e los SS, incluyendo al comandante, cayeron a tierra. Algunos muertos y otros heridos. La botella había sido llenada con ecrasite y lanzada por los polacos. Los SS ni siquiera consiguieron abrir el fuego contra los rebeldes, que estos habían entrado nuevamente dentro del crematorio. Desde allí comenzaron a lanzar más botellas llenas de ecrasite desde las ventanas hacia el patio. Sin vacilar, la unidad de SS empezó a disparar a los pobres griegos que todavía estaban en línea en el patio. Algunos de ellos trataron de escaper, pero los tiros los alcanzaron en la puerta.
Siempre disparando, los SS se lanzaron al ataque del crematorio 3. Fue una tarea muy difícil porque los polacos pusieron una feroz resistencia. Las botellas con ecrasite volaban fuera de las ventanas una tras otra y las poderosas explosions imposibilitaban el acceso al edificio.
Y luego otra detonación, lejos, más intensa y aterradora que la anterior, la cual tira a tierra a los hombres de los SS que habían conseguido acercarse al edificio. El techo abierto del crematorio exploto en medio de llamas y cientos de columnas de humo fueron empujadas al aire. Todo esto causado por la ignición de cuatro tambores enormes de gasolina.(...)"
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